Las cosas pequeñas y fáciles que ocupan muy poco de nuestro tiempo son las más efectivas. ¿Por qué? Porque son fáciles, tan fáciles que es casi imposible no hacerlas. Pero este es el truco definitivo. Empezar algo que sea tan sencillo de hacer que no cueste hacerlo y hacerlo todos los días. Quizás lo más difícil sea hacerlo todos los días durante un mes. Pero llegando al primer mes esa cosa que empezó de manera tan fácil ya es un hábito. Y si conseguimos mantenerla un año se fundirá tanto con nuestra rutina y nuestro día a día que ya no podremos dejar de hacerla.
Hace ya tiempo empecé a escribir en un postit doblado todas las mañanas, en un lado unos cuantos objetivos que hacer ese día en el trabajo, en el otro unas cuantas cosas que hacer en mi tiempo libre. De todas esas cosas identificaba una o dos como la tarea más importante (TMI) y no paraba hasta que la terminaba. De esa manera todos los días conseguía hacer una o dos cosas importantes. Si podía hacer algo más, genial. Pero si no pasaba de esa única TMI igualmente genial. La experiencia me dice que si me dedico a 6 o 7 objetivos poco a poco durante el día no terminaré ninguno. Para mi el multi-tasking es el enemigo a batir.
Efectivamente mi TMI para esta tarde era escribir una entrada en el blog. Gracias por leerla, amigos.
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